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Dejo Asadaf.

Comunicado expuesto inicialmente en @asadafyo (Facebook, Twitter e Instagram)
el día 18 de junio de 2019 

Tras unos meses dándole vueltas he decidido dejar Asadaf por completo, el canal y las redes. Llevo ya un tiempo pensando cómo llevar todo esto, muchas de  mis personas cercanas lo saben de primera mano y es que todo ha llegado un punto en que me sobrepasa. Y, qué queréis que os diga, estoy cansada.
Hay dos motivos principales por los que dejo esto, aunque como veréis a continuación uno tiene más peso que el otro. 
El primero es que como bien sabéis, yo comencé esto sin darme cuenta de la repercusión que acabaría teniendo y sin ánimo de lucro alguno. He llevado Asadaf como lugar de formación y difusión de contenido feminista y LGBT, lo llevo tomando como una obligación desde hace años. Ya sabéis que mi perspectiva en todo esto es un “si no lo hago yo, ¿quién lo va a hacer? No puedo estar esperando a que alguien haga algo pudiendo hacerlo yo”. Nunca he querido dedicarme al feminismo o a vivir del activismo, el camino que quiero tomar no tiene nada que ver con todo esto. Y ha llegado un punto en que tengo que elegir entre mi profesión y mi futuro o seguir con el activismo desde Asadaf, esto implica un tiempo, un esfuerzo y una dedicación que no tengo. Y que, estando como está todo, no quiero ni tenerlo.
                La gota que ha colmado el vaso y ha propiciado mi decisión es el motivo grande de todo esto. Y es que estando dentro del activismo tanto en redes como en la calle, metida como estoy, he visto lo parasitado que está. He dejado claro de forma pública varias veces que desde hace ya cerca de un año estoy siendo hipervigilada por gente “gorda” dentro del feminismo. Gente que tiene poder, que tiene intereses y que no quiere ser tocada, gente que sé de primera mano quiénes son, que saben quién soy, y no quieren que se sepa nada de lo que hay montado. Actualmente estoy amenazada de denuncia por al menos cuatro personas entre las que se incluyen una conocida periodista feminista y una mujer perteneciente a un partido que se dice feminista, entre otras personas, y todo por haber servido de altavoz difundiendo las cosas que hacen a nuestra costa y delante de nuestras narices. Esta es su forma de tratar de silenciar a quienes alzamos la voz, sé bien que no soy la única que tiene avisos de denuncia detrás por haber abierto un poco la boca.
Quizá fui una ingenua al pensar que el poder del feminismo lo teníamos las propias feministas, no os voy a engañar. El feminismo en España actualmente está parasitado, llevado en la cabeza por gente (no solo mujeres) con diversos intereses, en mucho casos partidistas, y a la que les importamos un bledo el resto.
A todo esto llegué cuando, desde dentro, traté de entender qué estaba pasando para que la transfobia entrase tan fácil en las instituciones feministas, y llegué a que no solo estaba ésta. Lo que en un principio parecía un grupo de mujeres transfobas en redes sociales que comenzaban a salir a la calle en asambleas del 8M resultó ser un grupo de personas que son consideradas intocables al apoyarse entre ellas y que tienen un muro bien alto montado a su alrededor. Ante esto fui a pedir consejo y ayuda para visiblizarlo o simplemente tratar de hacer algo a otras activistas feministas grandes como yo, obteniendo su silencio demostrando con este que están tan en el ajo, que tienen tantos intereses pro mantener esa red como los demás. Al parecer si te callas y les sigues el juego, si no las criticas, si no vas contracorriente no solo no te tocan sino que te proporcionan determinadas cosas como redes de apoyo, difusión, publicaciones en diversos medios, charlas en eventos, etc. Al resto, a las que como yo alzamos la voz, nos quieren calladas y sumisas y si no se nos “castiga” por decirlo así de alguna forma, mandándonos atrás del todo o incluso como en mi caso, persiguiéndonos hasta que no nos queda otra que tirar la toalla.
                Tras todo esto estoy bien harta, harta de que quienes estén arriba a la cabeza de todo esto nos estén chupando la sangre al resto, porque es eso lo que hacen los parásitos. Harta del silencio, de los amiguismos, de los bloqueos a mi activismo, de las mentiras y bulos difundidos sobre mí. Harta de una situación que me ha tocado vivir sin quererla, porque como bien dije, nunca he querido ser Asadaf por voluntad propia. Es por ello por lo que me voy, algunos podéis verlo egoísta o exagerado, pero creedme cuando os digo que ahora mismo me he quedado ya sin opciones, y el cansancio de saber que lucho contra quienes consideran haber ganado ya la guerra sin batallar ni os lo imagináis.
               
                Con todo esto como ya digo voy a dejar Asadaf, pero voy a seguir haciendo activismo de otras tantas formas, voy a seguir aquí pero de otra forma. El saber de toda esta mierda no ha hecho que vaya a dejar de luchar por nuestros derechos, por nosotras. No voy a volverme en contra de un movimiento entero porque las figuras más públicas sean parásitos. Si algo he aprendido en estos años es que el verdadero cambio, las verdaderas movilizaciones las hemos hecho a pie de calle y no desde un trono en lo alto de todo. Sigo confiando en mi gente, en las asociaciones, y los colectivos y movimientos que han nacido y que se mantienen firmes aun sin subvenciones, sin difusión, y que hacen todo de forma altruista, sin pretender obtener nada a cambio. Sois vosotrxs quienes mantenéis con vida todo esto, no lo olvidéis, nos tienen como peones pero en realidad somos el pilar que lo mantiene todo en pie. Quiero decir pro último que nos seguiremos viendo por ahí, os lo prometo. Y si alguien, por el motivo que sea  quiere saber de mí, sabe bien dónde encontrarme.
               
                Os quiere fuertes y en alto, A.
               
 P.D. Sabiendo desde hace tiempo la persecución a la que me he visto sometida he ido dejando pistas en mi cuenta de twitter sobre todo esto, he nombrado varias veces a personas que están dentro y confío en que, si alguien lo intenta, sacará poniéndole ganas la misma red feminista que saqué yo.

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